Simón I. Patiño

Simón I. Patiño

Don Simón I. Patiño fue el más grande industrial sudamericano de su generación, nació el 1° de junio de 1860 en el Departamento de Cochabamba. Se trasladó a Oruro,  importante centro minero boliviano,  con el poco capital que disponía adquirió una concesión minera, que hasta ese momento había producido pequeñas cantidades de estaño, mineral que comenzó a cobrar importancia mundial por sus múltiples usos, especialmente en la  fabricación de hojalata para la conservación de los alimentos.

Munido de una férrea tenacidad tras varios años de arduo trabajo, aislado en la montaña a 4.200 metros de altitud, sus tenaces esfuerzos tuvieron éxito y descubrió uno de los principales yacimientos de estaño conocidos. De ahí en adelante empezó a dar rienda suelta a su genial capacidad  organizativa. En pocos años hizo de su empresa minera la más importante del país, explotándola con las técnicas más modernas bajo la supervisión de excelentes ingenieros extranjeros.

A continuación Simón I. Patiño extendió rápidamente su campo de acción a otras minas en el país, diversificó sus actividades, creando un banco en Bolivia y otras inversiones que permitieron dar empleo a varios miles de sus compatriotas bolivianos. Compró un importante paquete accionario de fundidoras de estaño en Inglaterra y otros países, debido a que en Bolivia no se podían emplazar una fundición por la ausencia de carbón mineral y porque la producción de petróleo y energía eléctrica era muy pequeña. Para equilibrar la producción de estaño en el mundo y mantener el precio internacional, compró empresas mineras en el lejano oriente y Canadá. En ocasión de la crisis económica mundial entre 1929 y 1932, ejerció una influencia decisiva para formar el Comité Internacional del Estaño, entidad presidida por él mismo, gracias a cuya actividad evitó el colapso económico del país que en gran medida dependía de la producción de estaño.

El año 1912 se trasladó con su familia a Europa. En 1924, durante una visita a Bolivia, sufrió un grave ataque al corazón tras el cual le resultará imposible regresar a Bolivia debido a la gran altitud donde estaban sus intereses.

Dio su decidido apoyo a Bolivia durante la guerra del Chaco, adquiriendo un importante parque militar y aviones para donar al ejército boliviano,  así como un préstamo porque el país estaba imposibilitado de recibir empréstitos internacionales para equipar su ejército y defender su territorio.

En 1939 se estableció en Nueva York. Hacia el final de su vida se afincó en Argentina, para estar más cerca de su país.

Patiño demostró ser uno de los empresarios bolivianos con mayor sentido solidario, apoyó a las causas democráticas durante las guerras mundiales. Alcanzó el éxito gracias a su gran capacidad de trabajo, perseverancia y sentido patriótico.

Falleció en Buenos Aires el 20 de abril de 1947.